Nueva Figuración
Durante la primera mitad de siglo el arte oscila entre dos corrientes artísticas: la figuración y la abstracción.
De a poco, este fenómeno abre camino a una nueva corriente llamada la Nueva Figuración que tiene una amplia difusión en Europa y América Latina.
Los precursores de este nuevo movimiento fueron: Fautrier y Dubuffet en Francia, el grupo "Cobra" en Holanda, Bélgica y Dinamarca, W. de Kooning en Estados Unidos y Francis Bacon en Inglaterra. La Nueva Figuración toma forma y se enriquece con los aportes de la abstracción.
El artista refleja en sus obras la realidad que lo rodea tal como es y por más cruda que sea.
Otorga vida a las figuras estática y las ubica en contextos desgarrantes y dramáticos. Esto se debe a las experiencias vividas durante las guerras en Europa.
La libertad es una característica propia de estos artistas quienes dan a la figura humana un sentido de vitalidad al sacarlas de sus propios límites.
Dentro del grupo de artistas neofigurativos de la Argentina encontramos a Jorge de la Vega, Rómulo Macció y Luis Felipe Noé. En sus obras aparecen seres montruosos y cadavéricos, personajes poseídos por la desgracia y la locura, individuos deformados por la violencia o la brujería y otras clases de espectros.
En 1961 se reúnen por primera vez en la Galería Peuser con el nombre de "Otra Figuración"; para luego volver a juntarse en 1962 en la Galería Bonino y en 1963 en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Posteriormente otros artistas como Antonio Seguí, Miguel A. Dávila y Juan Carlos Distèfano se sumaron a este movimiento.
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